La crítica musical tiene como objetivo aclarar todas las dudas, con la mayor cantidad de información, sobre un producto musical. Sin embargo crítico musical no es aquella persona que tiene un gusto apurado (escuchar música clásica y todo lo demás), sino el que sabe entender y apreciar lo que es hermoso, sensible, etc. Pero últimamente no es eso que sucede en la mayoría de los casos.
Es común oír hablar mal de la crítica musical. Generalmente son los propios músicos los primeros en dirigir una especie de "odio mortal" contra los "tales críticos". El argumento más común es que los críticos hablan, hablan y no dicen nada; además, los críticos - por no ser en la mayoría de los casos, músicos profesionales - hablan lo que no saben o no entienden en la práctica. Es decir, en este caso de "críticos musicales" estamos diciendo más sobre "músicos frustrados", que esconden su ignorancia por medio de opiniones subjetivas sobre el trabajo de los demás.
Pero la culpa de esos tipos de "críticos musicales", es de los propios músicos profesionales que no ocupan tal cargo y dejan para oportunistas frustrados o de personas que no están en el ramo del arte musical.
Sin embargo, alguien podrá objetar que "música es una cuestión de gusto", y que es justamente eso que inviabiliza la propia crítica, o sea, uno afirma donde otro niega.
Así como algunos tienen una especial habilidad para componer, tocar, cantar o regir, otros manifiestan como profesores, pensadores, investigadores o críticos musicales. En algunos casos el talento artesanal y el reflexivo caminan juntos, sin embargo todos esos talentos son necesarios. De cualquier forma, mientras los propios músicos estén boicoteando el desarrollo de esa reflexión crítica, ella obviamente seguirá siendo insegura, preconcebida o superficial.